Últimos días en Londres

Tras la celebración de la Boda Real el pasado viernes en la capital inglesa (las calles y parques a rebosar, las televisiones de medio mundo pendientes de la pareja y la gente de aquí revolucionada y disfrazada con la excusa del enlace) y mi escapada a Barcelona para ver a mi familia y amigos, ahora me queda disfrutar de mis últimos tres días en Londres. Hoy miércoles, mañana jueves y el viernes. Antes de salir volando de nuevo con destino a mi ciudad y mi gente, con los que compartiré un mes exacto antes de subirme a bordo del crucero en el que John y yo vamos a trabajar. Por cierto que el pasado jueves ya me despedí de mis compañeros de trabajo y jefes de Serafino, donde desde el principio me acogieron súper bien. 

Salir a la calle el viernes pasado a las diez de la mañana hubiera sido una locura y una pérdida de tiempo si lo que realmente te interesaba, bajo mi punto de vista, era ver la ceremonia; pues a pesar de que en sitios como Hyde Park había tres pantallas gigantes instaladas, no creo que el bullicio de 300.000 personas juntas permitiera oír tampoco demasiado...Así que, pese a que en principio tenía intención de ir a verlo en directo, me quedé en casa y lo vi desde el sofá sin tener que madrugar...

Al día siguiente cogí el avión con una hora de retraso y me planté en Barcelona ya de noche. Reencuentros, besos y abrazos durante todo el fin de semana. Copas, rebujito, cafés...excusas varias para celebrar una vuelta fugaz. Ya que en breve vuelvo a estar allí otra vez para disfrutar como nunca de la ciudad condal y para poder, también, enseñársela al mundo con el orgullo de ser catalana.