miércoles, 23 de febrero de 2011

Salir adelante con éxito

Después de un fin de semana poco productivo pero bastante agradecido a nivel personal (puesto que he podido descansar y realizar algunas compras en mi tan querido y barato Primark) y tras poco más de un mes de experiencias en La City, hago balance general y es rotundamente positivo. Pero no me pondré a detallar todo lo que de momento me podría llevar en el bolsillo porqué todavía queda mucho por delante. Mucho por contar y muchas más vivencias para engrosar mi lista.

Vestida con mis recientes adquisiciones

De momento la última novedad me atrae mucho a nivel personal y profesional. Desde hace unos días estoy entrando en contacto con el Hotel Sacred Heart Lodge, (pinchad aquí si queréis echarle un vistazo) situado en el barrio de Hackney, cerca de la estación de Homerton (Overground). Se trata de un sitio que desde unos meses atrás había empezado a bajar el volumen de huéspedes, digamos que por una gestión poco acertada. Y es en este punto dónde debemos darle al play para reactivar todo el potencial que tiene.

Sacred Heart Lodge
Entre John (definitivamente la persona más importante que he conocido aquí) y yo (con muchas ideas y tiempo limitado ya que sigo trabajando en el restaurante) estamos tratando de reanimar la actividad del hotel con escasos recursos y muchísimas ganas de afrontar este arriesgado reto en el que vamos a dar lo mejor de nosotros para salir adelante con éxito.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Interesante y llamativo

Debo reconocer que desde que llegué sólo he ido posteando cosas sobre mi situación aquí y los sitios que he visitado, donde he estado, he comido...Por eso hoy me gustaría hacer una entrada distinta para hablaros de la gente. La gente de la calle.

Todo el mundo sabe que en Londres hay gente de todas las nacionalidades que uno se pueda imaginar. Cierto es.

Desde que llegué, inconscientemente les fui observando y analizando. Y llegados a este punto tengo que decir que me he sorprendido de ver por primera vez a chicas asiáticas entradas en carnes. Que me he quedado pasmada viendo a un chaval enfrente de mí en el metro haciendo prospecciones en su nariz sin ningún pudor a sabiendas que todos los que estábamos a su alrededor le podíamos ver perfectamente. Hoy, por ejemplo, me hubiera echado a reír cuando he divisado a una adolescente de piel oscura bailando en su asiento con la música de su Ipod al más puro estilo Bronx. Y eso me encanta.

El otro día vi a una chica, y no es la primera que lo veo, con el cabello largo hasta la cintura medio rubia de bote medio negro ¡¡¡de lo que se había dejado crecer la ralla!!! Es decir, una serie de cosas absurdas e intrascendentes que tienen las apariencias y que probablemente llamarían nuestra atención y la de la gente de nuestro alrededor en un sitio como Barcelona (cada vez más abierta a todo y todos) por poner un ejemplo.

Lo que quieras en rarezas lo encuentras aquí...y eso, en parte, es lo que hace de ésta ciudad un sitio tan interesante y llamativo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Al día le faltan horas

Tras varios días sin comentaros las novedades me dispongo a escribir una pequeña reseña de mis últimos avances para daros a conocer mi nueva situación:
Esta semana me encuentro sustituyendo a mi compañera de mañanas en el restaurante. Cubro el turno de comida y cena, lo que significa que durante el break no tengo tiempo de hacer nada y básicamente que me duelen los pies como nunca. Sé que es cuestión de tiempo, de aguantar el ritmo, pero como va a ser algo eventual ¡aguanto el tirón y listos!
Por otra parte, ayer ya pasé la primera noche en mi nuevo hogar. Todavía necesitaré un tiempo para adaptar la habitación a mi manera. Empezaré por mover los cuatro muebles que tiene, pero con eso ya conseguiré no verla tan pequeña... Espero. Luego ya la iré decorando con mis cosas y colocando todo en su debido sitio...Mis compañeros parecen todos muy agradables. Por ahora no tengo queja. Pero es pronto, claro está.
Así que de momento voy paso a paso...¡que al día le faltan horas!

martes, 8 de febrero de 2011

Otra historia

Bueno, las cosas empiezan a encarrilarse:

¡Ya tengo las llaves del sitio donde voy a vivir! Una casa compartida con un chico y una pareja. Una habitación para mí. Zona 2. Canada Water. Bastante bien comunicado con el centro. En menos de un mes ya tengo trabajo y habitación. Pero como todo, esto también tiene su lado bueno y su lado no tan bueno. Seré más independiente aunque al mismo tiempo estaré un poco más lejos de todo y de todos. Las cosas han ido bastante dadas ya que no es algo que haya buscado muy intencionadamente. Pero la jugada me ha salido bien.


El llavero. Un guiño a mis amigas.

Este fin de semana no he hecho nada de turismo. La verdad es que no me he atrevido a salir a ningún sitio pues la primera vez que lo hice la semana pasada se me fue el dinero sin darme a penas cuenta. Ir a tomar algo es carísimo pues en todas partes tienes que pagar entrada a parte de las consumiciones. Y claro, ves sumando. Además esta semana la tengo bastante apretada por el trabajo. Aún así, voy anotando todo lo que me falta por ver en mi lista de tareas pendientes.

Ayer recogí una bolsa llena de dulces y embutido (entre otras cosas) que mi madre me ha hecho llegar y lo estoy disfrutando como nunca. Aunque me van a durar lo suyo. Pero qué placer comer croissant de chocolate, palmeritas integrales, fuet, chorizo, etc. A parte de eso, debo reconocer que me estoy aficionando al sándwich de jamón york, queso y mostaza de Starbucks. ¡Donde ya tengo mi propia tarjeta de cliente!

Finalmente, debo subrayar que ahora lo que viene es apañármelas sola de verdad, y eso será otra historia…

viernes, 4 de febrero de 2011

Está por ver

Hace un par de días aproveché la mañana para acercarme a Harrods. Cruzando Kensington Gardens y Hyde Park a pie. Es un gran centro comercial de unas seis plantas (si no recuerdo mal) lleno de las mejores marcas de moda, joyería, hogar, deportes, etc. Todas ellas inalcanzables para un ciudadano más o menos corriente como yo…

Fachada de Harrods

Últimamente estoy entrando de nuevo en la rutina del trabajador. Aquí muchos negocios son un non-stop de trabajar. El 24/7 es algo bastante común. Veinticuatro horas, siete días a la semana. Pero no en el caso del restaurante donde yo estoy. Trabajo seis horas al día, cinco días a la semana, lo que en principio me deja suficiente tiempo libre como para seguir conociendo la ciudad a un ritmo más relajado que cuando llegué. Todavía tengo muchos sitios interesantes que visitar aquí: museos, galerías de arte, mercadillos...

Muy probablemente durante la próxima semana voy a poner un punto y seguido a la historia de mi experiencia en Londres. Si todo va bien me voy a poder mudar por fin a una casa, compartiéndola con cuatro personas más. Y eso significa un paso adelante. Pero todavía está por ver.